El retorno a la confianza

Descubre cómo regresar a tu confianza esencial y abrirte a una vida más libre y consciente. En esta reflexión profunda exploramos cómo la confianza se forma en la infancia, cómo las experiencias tempranas influyen en nuestra capacidad de abrirnos a la vida y por qué vivir desconectados de ella nos contrae por dentro y por fuera. Aprende por qué la confianza es la base de nuestro bienestar, nuestra creatividad y nuestras relaciones. Este retorno no es idealismo: es volver a tu naturaleza, a tu libertad y a la capacidad de vivir desde un lugar más amoroso y auténtico.

Cynthia Qwistgaard

12/2/20256 min read

El retorno a la confianza

Cuando hablamos de confianza quizás pensamos en sentirnos seguros frente a los demás. Pero es mucho más que eso. Vinimos a este mundo confiados, y más adelante, en nuestra vida adulta, veremos lo importante que fue y cómo nos moldeó haber cultivado o no esa confianza. Pero ¿Cómo cultivamos o no cultivamos esa confianza? Esa etapa es una de las primeras en nuestra infancia, que no depende de nosotros. Simplemente recibimos. Recibimos todo lo que nuestros cercanos tienen para darnos, lo que el entorno tiene para darnos, algo que también exploramos desde el bienestar integral en Aguaclara Yoga.

Imagínate la antena de una radio, muy nueva y perfectamente creada (cuando somos infantes). Esa antena es capaz de recibir totalmente las ondas de su alrededor, sin filtrar nada. ¿Qué quiero decir con esto? Que en este punto el recibimiento es muy puro. No basta con que mamá o papá te den un beso y un abrazo, si las ondas que emanan papá y mamá son de una frecuencia de miedo, tensión o tristeza. ¿Quién no ha visto a un bebé llorar desesperado en brazos de una mamá estresada? Claro que lo ama, y lo carga con cariño y le da de lactar, pero bebé recibe las frecuencias de su mami muy alterada y él no puede calmarse así. De pronto viene alguien sereno, lo carga y bebé logra dormir. Mientras vamos creciendo, ya no lloramos así como señal de incomodidad, nos empezamos a adaptar. Porque tenemos otra virtud hermosa que es la adaptación: en el fondo lo que queremos es sobrevivir y lo hacemos lo mejor que podemos. Con lo dicho antes, no quiero decir que bebé va a distorsionar su esquema de confianza porque mamá estaba en tensión un día y no podía calmarlo, se trata más de una exposición constante. Es algo que se mantiene en el ambiente, a la calidad del vínculo día tras día. Eso que se transmite sin palabras, algo muy relacionado con la conexión entre cuerpo y mente.

Entonces, la confianza es un instinto con el que nacemos; este se fortalece o disminuye mientras somos pequeños… Se fortalece con un contacto seguro y afectuoso, y se debilita silenciosamente con lo opuesto; se empieza a formar un estrés temprano. Y esta confianza es, principalmente, lo que hará que en adelante todo nuestro abanico de posibilidades, todas las opciones que veamos frente a nosotros, existan o no.

Para que te des una idea, todo a nuestro alrededor tiene como base sólida la confianza. Todos los sistemas de tu cuerpo confían, pase lo que pase, trabajan igual. Cada órgano de tu cuerpo se da al máximo confiando. Aunque comas cosas nocivas o te deshidrates, cada órgano hará lo mejor posible para sacarte adelante. Por ejemplo: si bebes alcohol, tu hígado trabajará duramente para que tu sangre no se contamine. Si fumas, tus pulmones intentarán filtrar al máximo para que no te contamines. De cierto modo confían en que tomarás mejores decisiones al día siguiente y van a tratar de que sobrevivas hoy.

En la naturaleza, es la misma base: se pueden arrancar todas las flores pero eso no impide que la primavera vuelva con fuerza. La tierra nos sigue alimentando a pesar de nuestro olvido; pareciera que se enfocara en ese grupo minoritario de humanos que sí la cuida, que sí la honra, pero la tierra igual alimenta a todos.

El humano es más complejo. Si algo lo lastimó, si algo le dio inseguridad y eso se marca en su inconsciente, este se protege. También, en su instinto de sobrevivencia. Rara vez confía en que todo será mejor mañana y se entrega a la vida de brazos abiertos a pesar de esa memoria.

Pero, ¿qué pasa si vivimos en desconfianza? Suena muy normal decir: “Obviamente me tengo que proteger, no quiero que me pase lo mismo”. Quizás parezca idílico o irreal vivir abiertos a la vida sin medir riesgos. Pero sí, formamos parte de la naturaleza, donde la base es la confianza, y si vamos en contra de esa corriente nos espera una vida en contra de esta vida y estaremos luchando día tras día. Carente de libertad. Esa libertad de abrirse, de amar, optimista, que con amor acepta una historia de dolor pasada pero no deja que este dolor la dirija.

La falta de confianza hace que queramos tener nuestras posibilidades calculadas y controladas al mínimo detalle. Pronosticamos situaciones incómodas para hacer un plan de acción por si sucede. Y repito, suena muy normal creer que esto es así, ser “precavidos” lo llaman, pero querer calcular así nuestro destino nos cierra las opciones maravillosas que la vida tiene para darnos, y nos abre las puertas de la frustración porque esos planes no salen como esperabas. No hay mayor condena a la frustración que tener las expectativas calculadas.

En resumen, vivimos contraídos y eso se manifiesta. Y como es adentro es afuera. Nuestro mundo exterior será un lugar del cual debemos protegernos en todo momento. Y nuestro cuerpo se empezará a contraer también, porque es la orden clara que le das a diario, de peligro. El tejido se volverá tenso, algunas articulaciones bajarán su movilidad, y aunque intente mantenerte sano en un punto colapsará.

La confianza es el molde de la creación:
Esta referencia me encanta: ¿Tienes idea de lo mágico que es que estés aquí? Te hablo de tu creación, y la de todos nosotros. Para que llegues a este mundo tuvo que suceder una cadena increíble de sucesos absolutamente perfectos en la que tú ni tu madre tuvieron que intervenir. Más allá de que tus padres tuvieran relaciones, existe una inteligencia superior a tu favor, que te tratará de mantener a salvo. La gestación es el proceso biológico por excelencia, el gran misterio de la vida. ¿Sabes qué es lo que más complicaciones causa a la gestación? Que se quiera intervenir, que se intente calcular o pronosticar. Te dirán todo lo contrario pero, nada menos que, la humanidad respalda lo que te hablo. Llevamos miles de años naciendo naturalmente, sin cálculos, sin ecografías, sin controles y aquí estamos. Solo confiando.

No pretendo decirte que nos volvamos una planta; nuestra existencia es diferente, podemos desplazarnos y tenemos libre albedrío. Tanto que podemos elegir vivir en miedo y desconfianza. Es una elección, es nuestra libertad. Una vez que te has acercado a conocer sobre tu naturaleza, que has conocido cómo funciona tu manera de pensar, si llegó a ti el entendimiento sobre la conciencia, es una libertad ELEGIR. Este tipo de recordatorios también los trabajamos en nuestros cursos y talleres, donde la práctica acompaña el proceso interno.

La confianza es igual a libertad
Libres para volver a amar aunque creas que antes te rompieron el corazón. Libres para emprender el proyecto de tus sueños aunque alguna vez no te funcionó. Libres para cambiar de empleo si ya no es lo que te motiva. Libre de quitarte todos los escudos y ver qué pasa.

Échale un vistazo a tu vida
La falta de confianza mirará por ese lente, sea cual sea el escenario: trabajo, salud, amistades, proyectos, parejas. Te invito a salir un momento de tu eje e intentar mirarte desde otro ángulo. ¿Qué sientes al verte en una vida así? ¿En temor, en contracción, protegiéndote de todas las posibilidades que creó tu cabeza? Esas que llaman “es la realidad”. La realidad es un espacio hueco, lleno de lo que le coloques dentro: aire en los pulmones, piernas para moverse, alguien a quien abrazar, una cobija para el frío… o la llenarás de recibos por pagar, el tráfico, creer que alguien te mintió.

Si la respuesta a la pregunta “¿Cómo te sientes en una vida así?” te da paz, está bien. Si la respuesta no te cuadra, sé curioso. Porque no hay una sola vía de retorno a la confianza; hay varias esperando por ti. Será un camino de retorno a ti mismo, a tu naturaleza esencial. Ahí, no es que haya promesas de que nada va a pasar y que todo siempre sea paz y tranquilidad; si no hubieran retos, esto tampoco sería vida. Una experiencia plana, sin desafíos ni aprendizajes, no es la propuesta. Es exactamente eso: vivir la experiencia con todo lo que venga, pero desde un lugar amable, abierto y capaz de restaurarse cada día.

Con amor
Cyn